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Hola a todos de nuevo, ¿qué tal os fue la semana? Yo con ganas de que, entre ya el otoño, que es una pasada.
Si habéis leído en mi anterior página del cuaderno, ya me conocéis un poquitín. Aunque no pretendo escribir semanalmente, al conocer el gran interés despertado por mi proceso he decidido contaros algo más hoy.
Como os comenté en la primera página de mi cuaderno, desde que entré en el mundo gay y durante todos esos años, hasta que lo abandoné, tuve como una nube sobre mi cabeza, mejor dicho, en mi corazón. Esta me susurraba que el mundo gay no era el camino y que no me estaba comportando como lo que era: un hombre.
Leí mucha bibliografía, asistí a varias conferencias y navegué por internet buscando explicaciones y respuestas a mis sentimientos y a mi atracción por los chicos.
Pensé que ser homosexual era de nacimiento, genético y por tanto era natural que algunos tuviésemos esta atracción por causas diversas e incorregibles. Pensé que yo era así porque mis compañeros del colegio me habían influido al marcarme con el dedo como persona distinta a ellos y que eso me había predispuesto a ser homosexual. También llegué a pensar que podía ser por mi inmadurez sexual o afectiva, los demás lo habían logrado madurar con éxito y yo en cambio, me había quedado atrapado ahí. Lo que si descarté fue que se debiera a un desenfreno sexual propio de ciertas edades o ambientes. Yo no sufrí grandes problemas con mi sexualidad en la pubertad, no sufrí abusos de ningún tipo ni fui testigo de nada semejante.
En seguida descarté las dos posibles causas con las que te bombardea la ideología gay: la genética, estás predeterminado biológicamente, es decir que algunos nacíamos ya gays y que en la Naturaleza también hay casos de animales homosexualescon atracciones a individuos de su mismo sexo.
El tema genético es más ciencia-ficción que realidad.
Si fuese así, ¿por qué solo hay entre el 1 y 7% y no el 40 o 50 % de gays en el mundo? ¿por qué hay más homosexuales hombres que mujeres?
Ha habido varios estudios con grupos de hermanos gemelos, mellizos o hermanos de distinta edad en los que al menos uno de ellos era homosexual. Este estudio no fue concluyente, ya que solo había un 52% de hermanos gemelos en que los dos eran homosexuales, un 22% de hermanos mellizos que eras los dos gays y solo un 9% de hermanos que tenían atracción a su mismo sexo.
¿Qué pasa con los otros 50% de los hermanos gemelos que no fueron ambos homosexuales, pero si comparten el mismo material genético? Hubieran tenido que ser el 100%. Además, el grupo social que fue sometido a estudio estaba de principio sesgado porque «utilizaron como pecera» lectores de revistas gays, aumentando así la posibilidad de ser homosexuales. Para ofrecer unos resultados más científicos y sólidos deberían haber escogidos personas al azar y haber crecido en ámbitos diferentes.
En referencia a la teoría del mundo animal con comportamientos homosexuales pienso que nos hacen creer que este comportamiento es aceptable y natural. Es por ello que decidí hablar con dos biólogos que me informaron de lo siguiente:
Todos los seres vivos tanto vegetales o animales están destinados a perpetuar su especie y a reproducirse. A algunos esto les lleva toda la vida, por lo que su “obligación natural” consiste en vivir hasta que haya fecundación o desarrollo del embrión.
Los animales tienen tan grabado perpetuar su especie a través de la reproducción, que su deseo sexual se podría dirigir hacia su mismo sexo si fuese necesario y posible. También es cierto que en algunas especies el instinto de dominio con respecto al otro de su misma especie, le lleva a conductas aparentemente homosexuales o bisexuales.
En algunos casos si estos animales están en cautividad, podrían desarrollar una conducta sexual entre individuos del mismo sexo, ya que hay una relación entre los impulsos instintivos y sus circunstancias ambientales.
Aunque fuera cierto que alguno así actúa, su excepcionalidad no haría más que confirmar la regla general.
El caso es que yo me encontraba en un mar de incertidumbre, de oscuridad o nihilismo. Como soy creyente (católico convencido), acudí también a algunos sacerdotes y me encontré con más buena intención que formación al respecto. Percibía cierta incomodidad al hablar de este asunto, algo parecido ocurre cuando uno tiene que pringarse las manos al tocar el motor de un coche o cambiar una rueda pinchada sin saber cómo hacerlo. Creo que en los seminarios se deberían formar más a los futuros sacerdotes sobre este tema, ya que es algo que les tocará con mucha frecuencia. Me consta que es un tema tabú actualmente.
Acabé por aparcar la búsqueda de las causas y decidí vivir la vida disfrutando de lo que esta me ofrecía buscando diversión, entretenimiento o placer. Nunca fue felicidad, se distinguir bien entre lo que es pasarlo bien y ser feliz.
En medio de todo esto el sentido común no despareció, me golpeaba interiormente como un martillo. Se hacía presente cada vez con más frecuencia y me decía: “Ya te vale Alejandro. Párate y sigue buscando ayuda, no te desanimes”.
Fui a un grupo que hay en Chueca (barrio en Madrid) de cristianos homosexuales, pero duré dos sesiones. Pronto me di cuenta de que eran más un grupo para aceptarse uno como eran y justificar las propias conductas. No les critico, eran gente encantadora y piadosa, con ganas de ser mejores, pero… no era lo que yo buscaba. Yo no buscaba una palmadita en el hombro, aceptación y recibir abrazos, buscaba la verdad y trabajar sobre ella.
A raíz de navegar por internet, me encanta este “deporte del S. XXI”, descubrí “Religión en Libertad”. Después de cinco meses leyéndolo asiduamente, reparé en uno de sus blogs: el de Elena Lorenzo. Tras un email, dos llamadas y varios whatsApps nos vimos las caras en el lobby de un hotel de Madrid, con un piano de cola tocando bandas sonoras de fondo…Todo muy glamuroso… para un encuentro lleno de esperanza y curiosidad. La Providencia le quita hierro al asunto creando una atmósfera de lo “más normal”.
Pero para más información… otra semana será.