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“Nuestra verdad es nuestra identidad, y la descubrimos en el silencio al dedicarnos un tiempo para sanar nuestro pasado, trabajar nuestro presente y visualizar nuestro futuro.”
Hace unas semanas leí esta frase y pensé en la gran verdad que representa en mi vida y en el proceso de Coaching que he vivido durante los últimos 6 meses. La mayoría de las cosas que he contado en las anteriores páginas, no las hubiese descubierto sin la ayuda del Coaching de Identidad.
Cuatro meses antes de entrar en Coaching estaba en una fiesta, con unos antiguos compañeros de la universidad. Me había pasado con el alcohol lo reconozco, y ahí estaba una amiga mía que me gustaba mucho y que había tenido mis “más y mis menos” con ella. Estaba tonteando mucho con ella y, hubo un momento que ella me invito a ir a su casa…mi primer impulso fue en irme con ella, pero algo se rebeló dentro de mí, cogí mis cosas, me monté en el metro y llegué a mi casa, aparecían unas cuantas llamadas perdidas en mi móvil de ella. Esa noche no pasó nada, pero me acuerdo que me pasé media noche llorando porque yo quería estar con ella, pero a la vez sentía que, si daba ese paso no había vuelta atrás, me sentía morir por dentro.
Me enfadé terriblemente con Dios, le dije que no era justo lo que me pasaba, que yo no tenía ninguna intención de aguantar más mi homosexualidad…no era una oración de petición de ayuda, era de disgusto.,
Quería soluciones (soluciones de cambio) así que empecé a buscar en internet, no encontré nada durante mucho tiempo, solo propaganda del lobby gay. De repente encontré dos libros, uno fue el famoso libro de Richard Cohen y otro de una mujer que había dejado de ser lesbiana. Me los leí en tres días, lloraba tanto… cuando descubrí que había respuestas y que había una luz para mi vida. Me sentí bastante identificada con los libros, no quería ser homosexual, pero hasta ese día no tenía tan claro que pudiese cambiar.
Obviamente sabía que el proceso que Richard Cohen explicaba en su libro llevaba su tiempo y que necesitaba un terapeuta para ese proceso. Eso fue lo más difícil porque no encontré ningún terapeuta especializado en el tema a la vuelta de la esquina. Hubo pequeños cambios en mi vida que me hicieron cuestionarme más quien era yo.
Una tarde estaba tomando un café con mi mejor amigo de la infancia y reflexionando, me di cuenta, de que pensaba mucho en él, ya no lo estaba viendo como mi amigo de juegos, era un sentimiento totalmente nuevo para mí, me gustaba este chico. Si de verdad era homosexual, ¿por qué me gustaba mi “mejor” amigo?
Un día que no estaba buscando nada relacionado con la homosexualidad y que estaba leyendo un artículo en internet encontré el blog de Elena. Fue el mayor descubrimiento de mi vida ¡Una persona en España que se dedicaba a trabajar la identidad y que, se había formado con Richard Cohen!
¿Cuáles fueron los sentimientos que experimente al encontrar esto? Uno de ellos fue el temor, no voy a mentirte, porque tenía miedo de a qué me iba a enfrentar. Me daba vértigo que iba a suponer el Coaching de Identidad. Decidí escribirle con una identidad falsa y dándole pequeñas pinceladas de mi situación, contándole lo que había aprendido con los dos libros que me había leído.
La respuesta no se hizo esperar y pronto estábamos hablando para concretar una sesión cara a cara. Ahora, que pienso en esos días de tensión por no saber si estaba haciendo lo correcto, me sonrío pero entonces, tenía un poco de ansiedad.
La primera sesión me la pasé llorando (de vez en cuando todavía me paso sesiones así), pero no puedo explicar la paz que era contar con alguien que me iba a ayudar en este proceso. El Coaching me ha dado un futuro que antes yo no podía valorar…todo se va poniendo en su lugar.
Tuve que ser muy sincera conmigo misma y con Elena, cada día es una opción para mí entre lo que soy y la atracción que experimento hacia las mujeres. Además de que la atracción ha ido perdiendo fuerza.
¿Fue doloroso empezar esto? Creo que no, lo doloroso fue empezar a revolver mi vida, a despojarme de la capa que cubría mis ojos y no me dejaba ver mi heterosexualidad. Es como sentirse desnuda y cuesta, porque al principio no conoces a tu «coach». Lo doloroso fue no querer contárselo a nadie y querer hacer sola el proceso de coaching.
Entrar en el Coaching de Identidad no me convierte en mejor persona, ni me da más valentía, ni me ha cambiado de la noche a la mañana. Es un camino con su belleza y su pobreza. Creo que una imagen que me ayuda a ver mi proceso de Coaching es esto; como una bombilla en una habitación a oscuras, todas las cosas de ese lugar van a estar igual con la luz encendida o apagada, pero la luz ayuda a verlas con otra perspectiva, ayuda a ordenar esa habitación. Así es el Coaching de Identidad, ayuda a ver que provoca la AMS y todo lo que gira alrededor de esta palabra. La atracción hacia el mismo sexo no es un problema sexual.
Aún estoy en camino, pero veo cambios maravillosos en mi vida que también voy a compartir contigo, así como mis luchas y mis caídas. Agradezco de corazón que leas mi diario y espero que al igual que se respeta la posición de “salir del armario”, se valore la posición de querer recuperar la identidad perdida.